miércoles, 19 de noviembre de 2008

La experiencia es lo nos pasa, o lo que nos acontece, o lo que nos llega

Realicé una visita a la Escuela 26, que está ubicada en el barrio de Palermo muy cerca de la estación, si bien es un lugar que he recorrido en muchas ocasiones y que recorro actualmente, nunca había notado de la existencia de la escuela hasta que por medio de la Práctica de Investigación tuve la posibilidad de conocerla.
La elección de la escuela fue en función de un poco por azar, debido a que tuve que elegir entre las opciones brindadas por Vanesa y por el interés basado en el desconocimiento acerca de las características de la escuela y de los alumnos que asisten a ella.
En los días previos a la visita intenté imaginar como sería la escuela, cómo utilizarían los maestros las TIC, como sería el desenvolvimiento de los chicos con las mismas… en fin todas aquellas cuestiones que desconocía hasta el momento.
Como mencioné anteriormente la Escuela 26 DE 9º “Dr. Jorge Garber”, se encuentra en el Barrio de Palermo, en Darragueyra al 2400. Allí asisten niños multi impedidos o, como según determina la nomenclatura del GCBA, son niños con discapacidad mental severa.
La escuela cuenta con dos salas multisensoriales, que están equipadas con distintos artefactos, entre ellos alfombras con sensores de tacto que por medio de un software permiten la estimulación visual y sonora. También cuenta con una sala de en la que hay un computadora que además de tener software de estimulación sonora y visual, posee tecnologías adaptativas, tales como: pulsadores adaptados, TrackBall Adaptación del Mouse), cámara Web para ser utilizada con un software específico, micrófono. Los chicos y las maestras cuentan con un comunicador, el cual al poseer nueve canales puede adaptarse para ser utilizado por diferentes alumnos y de acuerdo a sus necesidades.

La disposición espacial de las aulas se diferencian bastante de las aulas de las escuelas que todos conocemos, esas a las que asistimos algunas vez, preparadas para albergar a una cierta cantidad de alumnos, con bancos distribuidos por toda el aula, en esta escuela no es así, las aulas son más pequeñas, destinadas para ser ocupadas por uno o dos niños a la vez, de hecho la relación entre las maestras y los alumnos es de “uno a uno”, a veces trabajan con dos alumnos a la vez, en función de lo dicho, se desprende que la cantidad total de alumnos que concurren a la escuela no es tan elevada como los es en las demás escuelas .
Además de ser pequeñas, las aulas están equipadas con materiales didácticos destinados a un “aprendizaje diferente”, allí los chicos aprenden cuestiones relacionadas con su desenvolvimiento en la vida, ya que las barreras a las que ellos se enfrentan están relacionadas con una multiplicidad de impedimentos tanto físicos como mentales, aquí la tecnología cumple un rol importante, no solo porque les permite a los chicos poder interactuar con el mundo físico sino porque se pone en juego la relación con los pares y con los maestros.
Durante mi presencia en la escuela pude participar de una clase de computación en la que Gabriela (maestra) junto con Pepe y Dani, asistían a su primera clase del año en la sala de computación. Allí los chicos realizaron una actividad con un programa de estimulación llamado Gcompris que permite descubrir una imagen (de un animal) por medio del TrackBall recorriendo la pantalla con la flecha. Gabriela daba la consigna y alternaba los turnos entre Daniel y Pepe para la realización de la tarea, después de que los chicos se familiarizaran con la misma y cuando la comenzaban a resolver rápidamente, la maestra complejizó la actividad, sumándole el clickeo en las partes ocultas de una imagen para que la misma quede al descubierto.
Pepe pudo realizar la labor sin mayores dificultades a diferencia de Dani que demora un poco más, sin embargo, lo significativo de esto es que Pepe alentaba a Daniel para que pueda terminar de realizarla e, incluso, lo dirigía en algunas ocasiones. Al finalizar cada una de las consignas todos los presentes en el lugar aplaudíamos y compartíamos la alegría de los chicos por haber realizado correctamente la consigna. Aunque solo presencié un momento de un largo proceso de enseñanza-aprendizaje, me llevo una sensación inolvidable generada por el abrazo que me brindó Daniel durante el festejo después de haber hecho correctamente la tarea y, como manera, de darme la bienvenida a un mundo en el que hay barreras que le impiden desenvolverse de la mejor manera posible, pero que pueden ser sorteadas gracias a la voluntad y el esfuerzo de personas que dedican su vida y trabajo, como lo hacen Gabriela y Fabián Amati (CET), para que cambiar estas situaciones.
Quiero terminar retomando la frase de Larrosa con la que titulé este relato, ya que la misma tiene completa relación con mi vista a la escuela, con el abrazo de Dani, con el almuerzo con los chicos y maestras/os, con la predisposición de todos para que me sintiera cómoda y pudiera llevarme de esa visita un experiencia inolvidableque me llevó a pararme a pensar sobre todo lo que viví en esas pocas horas, a “mirar más despacio y escuchar más despacio”, a sentir… a tener paciencia y a darme tiempo y espacio para que aprender más…

2 comentarios:

armandotramas.blogspot.com dijo...

Romi, que lindo mensaje, ojala te lo lleves puesto
Estoy segura
Vanesa

Rominha dijo...

Gracias Vanesa! te agradezco a vos y ala comunidad de prática lo vivido y compartido.
Cariños!
Romi