Implicaciones pre- observación:
La elección de escuela hospitalaria se dio, fundamentalmente, por dos motivos: el primero de ellos es mas bien de caracter negativo, en el sentido de que prefería dejar de lado al menos una de las otras opciones -escuela de sordos- dado que ya había realizado un trabajo de campo en el Ayrolo; y el segundo motivo podría referirlo a cierta curiosidad que me despertó la escuela hospitalaria dentro de las otras opciones ofrecidas por Vanesa. ¿A qué adjudico esta curiosidad? Por una parte reconozco mi total desconocimiento sobre esta práctica educativa específica; y al mismo tiempo intuyo que se trata de una actividad muy compleja, en el sentido de que la población debe ser bastante heterogénea, y continuamente deben encontrarse sujetos que plantean nuevos desafíos a los profesionales de la educación. Al menos esta última es, en parte, mi idea o prejuicio con el que enfrento el desconocimiento concreto antes señalado. Siguiendo esta línea, y ante la complejidad de tal práctica educativa, me llena de curiosidad saber con qué recursos, tanto humanos como materiales, se cuentan para llevarla a cabo.
Pienso que para sujetos sin posibilidad de movilizarse, ciertas tecnologías pueden cumplir un papel fundamental tanto sobre contenidos curriculares como para la socialización (me refiero a prestaciones como el correo electrónico, chat, grupos, etc.). Con este desconocimiento y estas intuiciones cargaré hasta el momente en que me acerque a la escuela hospitalaria del Hospital Gutierrez.
Observación:
Concurrí a la Escuela Hospitalaria Nº1 que funciona dentro del hospital de niños Ricardo Gutierrez, ubicado en Paraguay y Gallo ( barrio de Palermo) el viernes 10/10 por la mañana. Era un día soleado y comenzaba a subir la temperatura. Estando en la puerta del Hospital, y tras haberle avisado a Vanesa (que estaba adentro) que ya había llegado, salió a mi encuentro Marisa, quien trabaja en la escuela desde hace 15 años, y desde hace pocos meses como docente en tecnología (educación tecnológica). Ella me condujo al aula de la escuela, que durante la mañana funciona como taller. Allí tienen cuatro o cinco computadoras, conectadas a internet, grandes armarios y estantes con juegos de mesa y juguetes, y en ese momento, una notebook.
Para llegar a este lugar atravesamos con Marisa largos pasillos colmados de gente que concurre al hospital, unas oficinas que, infiero, eran la dirección de la escuela, y un gran jardín o patio con juegos de plaza donde había muchos niños jugando, observados por sus padres o tutores. En el aula había tres niños: dos varones frente a una computadora jugando con un software educativo que les permite practicar matemáticas, y una niña utilizando otra computadora; con ellos había una maestra. Alli fue, entonces, que entablamos una charla con Marisa en la que me comentó y explicó muchas cosas que intentaré reflejar aquí.
Por la tarde funciona la escuela propiamente dicha, es decir, con las maestras de grado. En caso de que los niños puedan trasladarse (como los que en el momento de la observación estaban alli jugando/trabajando), se los convoca al aula en que nos encontrábamos. De caso contrario los docentes se acercan a los niños y dan clases particulares, o bien para dos, en caso que se encuentren dos niños juntos. Recordemos que allí hay muchos sujetos internados que no pueden movilizarse. Un punto intermedio sería el caso de algunos de los que se encuentran internados por cuestiones traumatológicas, que si pueden trasladarse mínimamente, se los junta pero no en el aula a la que nos referimos, sino en lo que sería un hall en el pabellón del hospital donde se encuentran estos casos. De los que pueden trasladarse, como los que se encontraban en el momento de la observación en el aula, muchos están por tratamiento oncológico, y por eso tal vez van un par de días a la semana, pero siempre que tienen que esperar se les ofrece este espacio de recreación.
Según nos cuenta Marisa, y de alguna manera confirmando lo que me esperaba aunque de manera más radical, allí cada caso se lo concibe en su particularidad. Es decir, al llegar un niño, inmediatamente su educación (formal) pasa a depender de la escuela hospitalaria. El tema es que a veces no se sabe cuánto tiempo estará allí el niño (depende del diagnóstico y pronóstico, que como sabemos no se trata de algo exacto). Al mismo tiempo, no es tarea sencilla establecer qué contenidos curriculares son los adecuados a cada sujeto, ya que si bien se puede saber a qué grado asiste tal o cual niño, en general se encuentran desfasajes en el conocimiento, y tal vez un niño que está en 3º grado, al evaluar en la escuela hospitalaria en qué grado está, correspondería más bien a un 2º grado. De la misma manera, puede ser que un niño, sin un pronóstico definido comience entonces con las clases en el hospital; y frente a esta situación puede ocurrir que el niño esté unos pocos días como, caso contrario, muchos días o meses. Es decir que, en este aspecto la escuela funciona frente a un gran desconocimiento e incertidumbre, en lo que respecta al corto o mediano plazo.
Es importante resaltar que en este contexto, tal como señala Marisa, la enseñanza significa un lugar en el que el sujeto es protagonista, es actor principal de la escena, a diferencia de su rol de paciente hospitalario en el que sólo hay lugar para la espera y la entrega. En este sentido, lo que se trata es de establecer, en las horas de estudio, relaciones entre su conocimiento a construir y sus vivencias o lugar de pertenencia. Por ejemplo, una actividad que señaló Marisa fue buscar en la web información sobre el lugar de origen del niño (refiriéndose a niños que provenían de otra provincia o quizás de otro país). Es decir que aquí, durante la enseñanza, el sujeto recobra su papel activo y principal, y ello lo aleja momentáneamente de la pesadumbre de su padecimiento. En esto último Marisa hizo especial hincapié, remarcando que considera como un objetivo personal hacer que los niños, al menos por un rato, vuelvan a su cotidianidad, al juego y a la creación; en ello encuentra Marisa la mayor justificación de su trabajo. Al respecto, nos recuerda que muchas personas comienzan a trabajar allí y al poco tiempo renuncian, o cambian de tarea, porque se ven muy afectadas por los cuadros de los niños.
Acerca del tipo de trabajo que realizan los niños en relación con las tic, suelen utilizar distintos programas educativos; en los talleres usan internet (uno de los niños que estaba allí trabajando, al preguntársele si navegaba en la web, dijo que frecuentaba sitios de juegos). Además la escuela tiene un blog del que participan todos los niños y van construyendo entre todos (http://www.escuelahospitalaria1.blogspot.com ). En este sentido, según recordó la docente, el uso de las computadoras vuelve las actividades especialmente interesantes y atractivas para los niños. Es por ello que, en casos de niños que no pueden trasladarse, la docente se acerca con una notebook; de la misma manera, cuentan con mouse especiales para niños con dificultades motoras.
Hasta aquí, aproximadamente lo hablado con Marisa. Durante la charla pasaron distintas cosas: los dos niños nombrados utilizaban una computadora, primero un programa educativo, luego un sitio en la web; otra niña también estaba frente a una computadora y le preguntaba cosas a una docente; en un momento entró un niño que se apoyaba en muletas preguntando si podía utilizar una computadora. Según nos comentó otra docente, no se suponía que ese niño se trasladase; iba a tener clase recién a la tarde, pero evidentemente la vida de paciente no es la adecuada para un niño (creo que para nadie, en general). Luego entró un niño muy chico, de preescolar o jardín; la maestra lo iba siguiendo y trató de inducirlo a volver a donde estaban, pero el pequeño insistió y se quedó alli jugando con unos juguetes para armar y otras cosas similares. Parecía bastante inquieto, y solo se calmó cuando accidentalmente desprendió un gran estante de la pared haciendo que cayeran todos los juguetes y juegos de mesa, mientras que algunos eran atajados en el aire por dos docentes que estaban allí. La situación fue graciosa para todos los presentes excepto para el niño, ya que parece que se asustó. Inmediatamente la maestra de jardín lo abrazó y comenzó hablarle para hacerlo sonreir nuevamente.
Finalmente entró a la sala un hombre con un maletín acompañado por la directora; el ánimo del ambiente se volvió un tanto hostil, ya que la directora comenzó a discutir con este hombre. Sumado a esto, ya había mucha gente en esta sala, que es relativamente pequeña. Esto marcó el final de la charla con la docente. Salimos de la sala, no sin antes entregarle el cuestionario a Marisa y comentarle de qué se trataba, y luego de recibirlo amablemente se ofreció a mostrarme las inmediaciones, o algunos de los lugares en donde trabajan con los niños. Acepté gustosamente.
Fuimos al pabellón de infectología, mientras me explicaba que por la delicadeza de los cuadros que presentan estos niños, las clases allí son individuales en las salas donde está cada uno de los niños. Luego fuimos a traumatología, y me señaló un salón grande, con una mesa en el medio y un televisor; allí tratan de juntar a todos los niños que puedan trasladarse y dan clases grupales. En caso contrario van a las salas y dan clase para uno o dos niños.
Luego Marisa me acompañó a la salida. Le agradecí la colaboración y me retiré. Me quedé pensando en la importancia del trabajo que realizan allí dado que, de no realizarse, los niños estarían perdiendo tiempo de aprendizaje y de recreación, que considero como lo fundamental en esa etapa de la vida. Al mismo tiempo tomé conciencia de la complejidad de la tarea realizada ya que, como se señaló antes, alli se convive en la inmediatez; cada caso es único y no se les puede retrasar a los niños con evaluaciones de nivel o cuestiones similares. Del hospital se comunican con la escuela a la que asiste el niño, se recoge la información necesaria, se arreglan las cuestiones administrativas (que conste en la otra escuela que el chico sigue estudiando, y que no pierda la regularidad) y comienzan a trabajar con el sujeto. Y van viendo qué cosas son más favorables o qué cuestiones trabajar más o menos. En este contexto considero que las tic son herramientas muy útiles que ofrecen prestaciones que favorecen mucho el estudio y la recreación, y corre con la ventaja de que los niños lo encuentran muy atractivo y fascinante.
Finalmente puedo decir que encontré un clima de alegría; esto me lo transmitieron los niños y las docentes que vi jugando juntos; Marisa que fue explícita al respecto diciendo que su objetivo es devolverle un poco de alegría al niño; y los niños que señalé antes, que se acercaron a la sala por distintos motivos pero que finalmente creo que se reduce a uno: que estando allí volvían a un medio mejor y más conocido, donde pueden jugar y estar con otros niños, y con adultos que los cuidan y se divierten con ellos.
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1 comentario:
Román: una expereicia que sin duda no nos deja como antes de pasar por ella. Seguimos hablando de esto en clase y me parecio muy interesante lo que pudimos plantear
Vanesa
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